Que implica hablar del imperialismo?
Imperialismo es una palabra muy cargada de sentidos. En nuestro país, las palabras “cipayo” y “vende-patria” resuenan mucho, pero no todos saben de dónde provienen. En esta ocasión, vale la pena analizarlas para tratar de comprender qué implica hablar de imperialismo.
Aunque puede sonar como una palabra de otra era, la realidad es que la palabra imperialismo está más viva que nunca. Si bien en la antigüedad los grandes imperios eran tales en función de su dominación territorial (Napoleón, Imperio Otomano, Inglaterra) en la actualidad esta forma de ejercer poder de un país sobre otro hoy se da a través de otros mecanismos, como el económico y el cultural.
Vale la pena una aclaración: no es lo mismo hablar de imperialismo que de colonialismo. Este último sí implica una ocupación efectiva del territorio. En términos de imperialismo, Estados Unidos es hoy el país más importante. Pero, ¿cómo ejerce poder sobre Argentina?
El imperialismo en lo que respecta a la economía, en este caso se da a través de distintas modalidades: con las empresas multinacionales, con la participación en la explotación de recursos naturales, con organismos financieros internacionales como el FMI y el Banco Mundial, entre otras.
Hasta 1950 y 1960 el imperialismo se caracterizó por defender y ampliar sus intereses a través de movimientos desestabilizadores, golpes de estado y hasta intervenciones militares abiertas y disfrazadas. Un ejemplo de esta nueva forma del imperialismo de Estados Unidos fue el Plan Condór que sucedió durante las dictaduras latinoamericanas. Se trató de un plan que contó con el apoyo de la CIA para frenar el avance de alternativas políticas que iban en contra de los intereses neoliberales de Norteamérica. O sea, ayudaron con la propagación del terrorismo de estado para instaurar un régimen de privatizaciones y libre comercio.
El imperialismo no son sólo invasiones, piratas y guerras. Se trata también de una forma de imposición ideológica empleada por países desarrollados para mantener su influencia sobre otras naciones dependientes. De hecho, Estados Unidos no es el único imperio moderno: China, Reino Unido, Rusia, entre otras naciones poderosas, comparten similar ejercicio de influencia.
El imperialismo puede darse a través de los medios de comunicación, la publicidad, las redes sociales, las películas de Hollywood, la música y otros tipos de producciones culturales. Algunas expresiones de esta dominación cultural se pueden ver en que muchos países festejan Halloween o San Valentín, festividades estadounidenses que poco tienen que ver con la cultura propia. Mediante estos mecanismos, difunden el estilo de vida estadounidense, promueven el sueño americano e imponen sus valores, su ideología y su cultura a otros países.
Incluso algunas formas de decir las cosas representan en nosotros el imperialismo. Así mismo el hecho de que los estadounidenses se digan a ellos mismos “americanos” y a su país “América”, como si el resto de los países del continente no formáramos parte. En síntesis: el imperialismo es economía, es cultura y es también, la forma en que elegimos nombrar a las cosas.
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